Este volumen contiene también una serie de breves monólogos de tema mitológico “Corazones amordazados”-, casi todos ellos de mujeres (con una sola excepción), donde Fermani da voz íntima a personajes femeninos que en la clásica tragedia griega o en la epopeya han sido acallados o no han tenido ocasión de expresar sus sentimientos, como mujeres relegadas, sometidas o enmudecidas. Es el caso, por ejemplo, de Yocasta, la madre y esposa de Edipo, que nunca pudo elegir ni decidir, o de Penélope, la mujer de Ulises, condenada a la fidelidad mientras espera al marido durante dos decenios. Estos monólogos, escritos con gran lirismo, desnudan sin embargo con mucha crudeza una condición femenina que rompe con los límites del tiempo mítico para volverse tremendamente actual.

En los textos “canónicos”, por así decir, vamos a encontrar temas inspirados en la historia bíblica –como “Tridimensional Magdalena”, “El quinto Evangelio”, o “El camino al infierno”-, donde el escritor hace hincapié siempre en la injusticia histórica contra la mujer pero también en la intrahistoria psicológica de personajes arquetípicos y de situaciones claramente absurdas; o en un episodio muy poco revelado de la dictadura militar –“Mujeres argentinas en el fondo del mar”-, donde cinco mujeres lanzadas vivas al agua dialogan entre sí sobre sus existencias. También hay una elaboración del tema del incesto entre dos hermanos –“Referente incesto”-, donde naturalmente la víctima es ella; y otro caso de violación incestuosa –“Tempus”-, un monólogo de tintes surrealistas pero profundamente dramático. Completan el libro otras obras que reelaboran temas y personajes de la tradición bíblica –“Tangente Herodes”, “Salomé está hablando sola”, cuadros propuestos para danza teatro-, o la mirada experimental sobre el clásico “El zoo de cristal”, en “Vidrio Laura Color Color No”. Y una obra que escapa a cualquier clasificación por su monstruosidad, textual e ideológica, y que resulta también una rareza: “Opus Paramiricum”, nombre sacado de los escritos del médico alquimista Paracelso, y tan misteriosa y críptica como sus mismos tratados.