Cuando los militares ucranianos lanzan ataques contra la central nuclear de Zaporiyia, que podría causar una catástrofe peor que la de Chernobil en 1986, el alto representante de la Unión Europea para Asuntos Exteriores y Política de Seguridad, Josep Borrell declara en entrevista con el diario español El País, que «La ciudadanía de Europa tiene que estar dispuesta a pagar un precio para mantener el apoyo a Ucrania y a la unidad de la UE».
La usina de Zaporiyia es la más grande de Europa, con una capacidad de 6.000 megawatts, ubicada en la ciudad de Energodar, en Donetzk, y ha sido atacada por Kiev en varias ocasiones desde el 5 de agosto.
“Estamos en guerra: esas cosas no son gratis, aunque sí hay que tratar de repartir los esfuerzos de forma equitativa… el conflicto nos afecta directamente, aunque nuestros soldados no mueran allí», resaltó.
Claro que este señor, que posee una gran fortuna e intereses en varias empresas transnacionales, no va a sentir los efectos de la abrumadora inflación que afecta a todos los países del viejo continente y en la entrevista agregó, «los europeos tenemos que estar dispuestos a enfrentarnos a un conflicto de larga duración”.
Borrell, aunque no le guste, reconoció que existe una «verdadera incertidumbre» sobre el volumen requerido de gas para este invierno y la capacidad de los ciudadanos para pagar por él. Debido a ésta alza de los precios, junto a la ralentización del crecimiento económico y la proximidad de la temporada de frío, el político admitió que los países del bloque se enfrentan a «una tormenta perfecta». Pero resulta sintomático que el alto representante de la UE convertido en un halcón de guerra, junto con otros como Olaf Scholz (canciller alemán), Jens Stoltenberg (secretario general de OTAN) y Joe Biden (presidente de Estados Unidos) por citar algunos, cuenten con grandes capitales que le permiten sortear cualquier problema económico.
La usina de Zaporiyia es la más grande de Europa, con una capacidad de 6.000 megawatts, ubicada en la ciudad de Energodar, en Donetzk, y ha sido atacada por Kiev en varias ocasiones desde el 5 de agosto. Un trabajo de la agencia francesa AFP, fechado el 25 de septiembre de 2019 afirmaba que Borrell “fue el ministro con más patrimonio de España durante el tiempo que estuvo en el gobierno de Pedro Sánchez». En ese entonces, el catalán presentó un patrimonio de 2,77 millones de euros en su declaración, antes de ser nombrado Alto Representante de la política Exterior de la UE. Explica la nota que el político había sido incluido por la Comisión Juri (esa instancia ayuda al Parlamento a adoptar una posición sobre cuestiones jurídicas) en la lista de las personas con situación más comprometida para el cargo por posibles casos de conflicto de intereses. Esa situación se refería específicamente a un montante de acciones que el entonces ministro del gobierno español tenía en Iberdrola, Bayer y el BBVA. Estas acciones suponían un 12,9 % del patrimonio de Borrell y su valor rondaría los 60.000 euros. En 2018 ya había declarado que poseía 983.400 euros en bienes inmuebles, además de 923.274 en cuentas corrientes (bancarias), 600.000 euros en acciones y 273.000 en capital social. Si eso fue hace cuatro años, lo más seguro que Borrell pueda campear cualquier situación económica que padezcan los países de la Unión Europea por seguir las órdenes dadas por Estados Unidos al tratar de debilitar a Rusia en una larga guerra con Ucrania. Solo con sus acciones en las compañías transnacionales Iberdrola y Bayer, puede salir incólume, pero como afirmó al diario El País, “La ciudadanía de Europa tiene que estar dispuesta a pagar un precio para mantener el apoyo a Ucrania”. Claro que en un posible desastre nuclear provocado en la planta de Zaporiyia, la situación sería sumamente mortal para muchos europeos y al parecer Borrell no quiere entenderlo. ¿Tendrá el Alto Funcionario algún bunker donde esconderse?
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