Situada en una antigua casa de finales del siglo XIX que supo ser la casa del Correo Postal hasta el año 1980, y que luego de cerrar durante unos años, reabrió como biblioteca en 1989, manteniendo su funcionamiento hasta estos días a pesar de atravesar momentos de crisis que en muchas oportunidades puso en riesgo su continuidad.
Las actividades que se vienen desarrollando (más allá del momento de receso que obligó la cuarentena) son variadas y apuntan a todas las edades. Con mucha participación de niños, niñas y jóvenes que han descubierto en este espacio un lugar de encuentro, intercambio y aprendizaje, esta biblioteca no sólo se dedica a fomentar la lectura en la comunidad, sino que sus propuestas traspasan esos límites para brindar además actividades culturales (talleres, proyecciones de cine y documentales, teatro para la comunidad y las escuelas, etc.) y sociales como organizar el reparto de bolsones de alimentos o proporcionar la merienda todas las tardes.
En conversación con Guadalupe Meroño, la actual presidenta de la Comisión Directiva nos revela algunas cosas que ayudan a entender cómo se construyen los lazos de una biblioteca y su comunidad.
—¿Cómo es la relación de la Biblioteca con la Comunidad?
—La relación es muy cercana pero sobre todo desde el acompañamiento y las necesidades de la gente, los chicos que siempre se van acercando más a la biblioteca para hacer sus tareas diarias, o las madres, generando un espacio como biblioteca y como espacio cultural y de encuentro. También se da lugar a reuniones o asambleas del pueblo en distintas situaciones de inseguridad o de emergencia, siendo la biblioteca que sirve como espacio para este tipo de situaciones y espacio para la discusión.
La Comunidad también sostiene con la gran participación, porque para lo que es un pueblo de un poco más de 600 habitantes, la biblioteca tiene más de 100 socios activos y muchos amigos que además de ser socios hacen sus aportes cuando la biblioteca lo necesita y participan de todos los eventos.
—¿Cómo se sostiene una biblioteca popular en un pueblo rural y quiénes participan para lograrlo?
—La biblioteca se sostiene económicamente con los subsidios de CONABIP, de la Provincia de Buenos Aires y hasta hace muy poco con un subsidio del Municipio, pero mas allá de lo económico se sostiene por el esfuerzo del trabajo voluntario de una comisión Directiva y de las bibliotecarias que trabajan más de lo que su sueldo representa para sostener la red que implica la biblioteca, no sólo es una red de préstamos de libros sino que es una comunidad muy activa y la bibliotecarias representan un papel muy importante en ese acompañamiento al estudiante, en ese sostener, en buscarle la vuelta para resolver una necesidad.
—¿Cuáles son las necesidades urgentes de la biblioteca?
—Hoy en día no estamos recibiendo subsidios suficientes para pagar los sueldos, estamos subsistiendo con lo que nos paga Provincia de lo adeudado, porque hace poco empezaron a ponerse al día, pero con eso no alcanza para pagar los sueldos de las dos bibliotecarias, se redujo el horario para compensar un poco la falta de medios económicos y estamos esperando que el municipio nos vuelva a otorgar el subsidio que ya teníamos aprobado para funcionar y con eso poder pagar uno de los sueldos de las bibliotecarias, más allá de la situación actual del coronavirus, necesitamos volver a trabajar con todo el equipo y volver al horario de apertura habitual pagando el sueldo que corresponde.
—¿Cómo mantienen activa la biblioteca en este período de cuarentena?
—La biblioteca se mantiene activa a distancia. Las bibliotecarias desde sus casas realizan publicaciones diarias en las redes sociales con información local, contenidos y propuestas de lecturas on.line, cine, homenaje a escritores, actividades educativas, descargas de libros y más. También dando apoyo y respuestas a pedidos de usuarios a través de nuestro whatsapp para ayuda en trámites, consultas o acompañamiento a estudiantes. La biblioteca aunque esté cerrada mantiene su wi-fi encendido y la clave es pública, es la única institución que lo tiene, y eso permite que quienes necesitan, hoy que es muy necesario, puedan acercarse a la puerta y utilizarla.
Las donaciones de alimentos que habitualmente destinamos a la merienda hoy la repartimos con los cuidados que la situación requiere, entre familias del pueblo que necesitan.
Situada en una antigua casa de finales del siglo XIX que supo ser la casa del Correo Postal hasta el año 1980, y que luego de cerrar durante unos años, reabrió como biblioteca en 1989, manteniendo su funcionamiento hasta estos días a pesar de atravesar momentos de crisis que en muchas oportunidades puso en riesgo su continuidad. Las actividades que se vienen desarrollando (más allá del momento de receso que obligó la cuarentena) son variadas y apuntan a todas las edades. Con mucha participación de niños, niñas y jóvenes que han descubierto en este espacio un lugar de encuentro, intercambio y aprendizaje, esta biblioteca no sólo se dedica a fomentar la lectura en la comunidad, sino que sus propuestas traspasan esos límites para brindar además actividades culturales (talleres, proyecciones de cine y documentales, teatro para la comunidad y las escuelas, etc.) y sociales como organizar el reparto de bolsones de alimentos o proporcionar la merienda todas las tardes.
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