El socialismo como esperanza frente a la embestida imperial
Nuria Barbosa León (*)
Movilizado desde plataformas virtuales en ocasión de los 50 años del triunfo de la Unidad Popular en Chile, que catapultó a Salvador Allende a la presidencia del país, el Foro de São Paulo rememoró el suceso


Movilizado desde plataformas virtuales en ocasión de los 50 años del triunfo de la Unidad Popular en Chile, que catapultó a Salvador Allende a la presidencia del país, el Foro de São Paulo rememoró el suceso, a fin de recordar cuánto pueden la unidad de las fuerzas progresistas, las aspiraciones socialistas, pero también los peligros que significa, como en la actualidad, la arremetida implacable del capitalismo sobre toda alternativa que defienda los derechos de los pueblos.

Al intervenir en la jornada, el Presidente de la República de Cuba, Miguel Díaz-Canel Bermúdez, convocó a reivindicar el socialismo como mecanismo de esperanza para los pueblos, principal legado del mandatario chileno, cuyas lecciones deben revisitarse para enfrentar el sistema neoliberal en el continente.

«Es un deber y una oportunidad detenernos, aunque sea por unos minutos y a distancia, en lo que significó aquel Gobierno, lo que significó la Unidad Popular, lo que significó la articulación de las fuerzas de izquierda en torno a un ideal socialista, y por qué vías y métodos logró el imperialismo quebrarla, imponiendo a sangre y fuego un modelo económico que excluye a las mayorías y las reprime, ­incluso, en sus llamados periodos democráticos», precisó.

A las reflexiones de la jornada, convocada por el Foro de São Paulo, se sumaron otros líderes latinoamericanos, como los expresidentes de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva (mediante una carta al evento) y Dilma Rousseff, quien declaró que aquel suceso significó la unidad de las clases populares en la búsqueda de la igualdad dentro de un proyecto social llamado socialismo, concretado en el continente con la Revolución Cubana primero, y luego con la victoria de Allende.

Esa tesis la defendió también el presidente de Nicaragua, Daniel Ortega, quien resaltó que, al ser derrocado el Gobierno chileno en 1973, nació un periodo de resistencia social en pos de la democracia, dijo, y ejemplificó cómo con los crueles bloqueos padecidos por los pueblos de Venezuela, Cuba y Nicaragua, el imperio ha pretendido avasallar la fuerza de ese ejemplo.

El presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, reconoció que el legado de Allende nos hizo comprender cómo asumir el mandato popular en la conducción de las masas sociales hacia un triunfo electoral, y celebró que fuera justo el Foro de São Paulo el que exaltara la efeméride, puesto que, actualmente, «esta forma de integración progresista y de izquierda es la esperanza antineoliberal de los pueblos».


(*) Periodista de Granma Internacional

Movilizado desde plataformas virtuales en ocasión de los 50 años del triunfo de la Unidad Popular en Chile, que catapultó a Salvador Allende a la presidencia del país, el Foro de São Paulo rememoró el suceso, a fin de recordar cuánto pueden la unidad de las fuerzas progresistas, las aspiraciones socialistas, pero también los peligros que significa, como en la actualidad, la arremetida implacable del capitalismo sobre toda alternativa que defienda los derechos de los pueblos.

Al intervenir en la jornada, el Presidente de la República de Cuba, Miguel Díaz-Canel Bermúdez, convocó a reivindicar el socialismo como mecanismo de esperanza para los pueblos, principal legado del mandatario chileno, cuyas lecciones deben revisitarse para enfrentar el sistema neoliberal en el continente.

«Es un deber y una oportunidad detenernos, aunque sea por unos minutos y a distancia, en lo que significó aquel Gobierno, lo que significó la Unidad Popular, lo que significó la articulación de las fuerzas de izquierda en torno a un ideal socialista, y por qué vías y métodos logró el imperialismo quebrarla, imponiendo a sangre y fuego un modelo económico que excluye a las mayorías y las reprime, ­incluso, en sus llamados periodos democráticos», precisó.

A las reflexiones de la jornada, convocada por el Foro de São Paulo, se sumaron otros líderes latinoamericanos, como los expresidentes de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva (mediante una carta al evento) y Dilma Rousseff, quien declaró que aquel suceso significó la unidad de las clases populares en la búsqueda de la igualdad dentro de un proyecto social llamado socialismo, concretado en el continente con la Revolución Cubana primero, y luego con la victoria de Allende.

Esa tesis la defendió también el presidente de Nicaragua, Daniel Ortega, quien resaltó que, al ser derrocado el Gobierno chileno en 1973, nació un periodo de resistencia social en pos de la democracia, dijo, y ejemplificó cómo con los crueles bloqueos padecidos por los pueblos de Venezuela, Cuba y Nicaragua, el imperio ha pretendido avasallar la fuerza de ese ejemplo.

El presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, reconoció que el legado de Allende nos hizo comprender cómo asumir el mandato popular en la conducción de las masas sociales hacia un triunfo electoral, y celebró que fuera justo el Foro de São Paulo el que exaltara la efeméride, puesto que, actualmente, «esta forma de integración progresista y de izquierda es la esperanza antineoliberal de los pueblos».


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