Entrevista a Alexandre Roig
Fernando Darío Roperto
Pensar un mundo mejor desde la economía social.



Alexandre Roig nació en Montpellier, Francia, el 25 de enero de 1976. Es Doctor de la Escuela de Altos Estudios en Ciencias Sociales en Sociología Económica del Desarrollo (Francia), Máster del Instituto Universitario de Estudios sobre el Desarrollo de Ginebra (Suiza), Máster en Ciencia Política de la Universidad de Toulouse (Francia) y Diplomado del Instituto de Estudios políticos de Toulouse (Francia).

En los primeros años de su llegada a la Argentina empezó a frecuentar los barrios cartoneros del cinturón del Ceamse, en José León Suárez y trabajó en una cooperativa de reciclaje. Allí se vinculó con militantes del Movimiento Evita, desde aquel año, 2012, se encuentra militando en esa organización.

Gran parte de su trabajo académico consiste en poder articular el desarrollo teórico con la práctica política y los conceptos construidos desde las luchas populares. Realizó numerosas investigaciones y publicaciones nacionales e internacionales en el campo de los estudios sobre la economía popular, el desarrollo, la sociología económica del dinero, de la moneda y de las finanzas.

Actualmente es profesor titular de la UNSaM y Presidente del INAES (Instituto Nacional de Asociativismo y Economía Social).

Nos encontramos con Alexandre para charlar sobre los cambios que se están proyectando en nuestro país en el sector de la economía social y de su reciente viaje a Cuba en el marco de una importante cooperación binacional.


—¿Cuántas cooperativas y mutuales hay en Argentina?

—En total, hay cerca de veinte mil entidades, quince mil cooperativas y cinco mil mutuales.


—Últimamente hay un aumento de la constitución de cooperativas en Argentina, ¿a qué se debe?

—Se debe por un lado a que en las situaciones de crisis se constituyen mas cooperativas, y por otro lado que modificamos el sistema de matriculación con el cual pudimos resolver alguna situación histórica del pedido de matrículas, por eso aumentaron. Si bien nosotros, insistimos en que las cooperativas no deben ser una figura de crisis, pero además agrega a eso que fuimos corrigiendo muchas demandas que había en el sector para matricularse y que con la RENOVAR*, que es la reforma del sistema de matrícula, se puede hacer más fácilmente con lo cual hay mas demanda en ese sentido. El año pasado llegamos a matricular cerca de tres mil entidades.


—Y la demanda, ¿de que año venía?

—Es una demanda en algunos casos que tenia un par de años. El tiempo de demora de las matrículas hasta ahora era año y medio, en promedio. Ahora loa achicamos a mes y medio.

—Hubo un momento donde las cooperativas eran una herramienta que se veían como un dispositivo de contención social y estaban dentro del Ministerio de desarrollo, siento que en esta nueva etapa se está tratando de modificar eso, ¿no es verdad?

—Las cooperativas y mutuales siempre fueron herramientas de contención, que pueden cumplir una función de contención, pero es una forma de transformación. Pero, ¿por qué es una forma de transformación? Porque tiene una forma de organizar el trabajo, la producción, que se caracterizan por lo siguiente: en primer lugar, que agrega trabajo y capital ahí donde las sociedades anónimas concentran; en segundo lugar, que la propiedad es colectiva, ahí donde la sociedad anónima la propiedad es individual. Eso es importante porque no hay ninguna persona en la cooperativa que va a comprarse un yate, o que cambie de auto todos los años, sino que los excedentes se reinvierten, la reinversión de los excedentes tiene una eficiencia económica muy grande; y además las cooperativas y mutuales son portadoras de valores comunes, valores que van en sentido del bien común. Por otra parte las cooperativas y las mutuales se vinculan fuertemente con las comunidades en donde se desempeñan. Todos estos son factores muy propicios a transformar las sociedades y las economías en donde se desenvuelven. Por eso nosotros trabajamos fuertemente en identificar las cooperativas como herramientas de transformación, como forma de transformación más que como herramienta y no solamente como forma de contención.

—Hace poco estuvo en Cuba para generar acuerdos binacionales de cooperación, ¿podría contarnos acerca de esa experiencia?

—Primero las relaciones entre Argentina y Cuba se conocen, son relaciones históricas, de afecto y muchos casos de horizonte común, no solamente nos une el Che, sino también una forma de pensar el continente.

En este contexto para nosotros poder trabajar conjuntamente con Cuba es clave justamente para poder intercambiar experiencias en términos de poder pensar la transformación de nuestras sociedades, teniendo regímenes económicos y políticos diferentes, pero con experiencias comunes parecidas. De hecho, es sorprendente ver algunas homologías de las situaciones económicas que atraviesan los dos países. En el caso de Cuba producido y empeorado por el bloqueo, pero finalmente hay un problema de desdoblamiento monetario con dos tasas de cambio del peso cubano y el dólar, parecido acá, actos económicos que intervienen como el dólar paralelo; hay un problema de inflación, hay un problema con el precio de los alimentos, una serie de problemáticas que, en muchos casos compartidas con los compañeros cubanos, que muchas de las cosas que narraban tenían que ver con la realidad argentina.

Parte de esa misión tuvo que ver con el interés de parte del gobierno cubano de implementar las reformas que ya tomaron en la reforma constitucional y en las decisiones que se decidieron en asambleas nacionales en 2010 de avanzar en la ampliación de lo que se llaman “los actores no estatales de la economía”, que son básicamente las PyMES y las cooperativas. La principal preocupación es cómo hacer para que se desarrollen las cooperativas en Cuba, entendiendo que la forma cooperativa es mucho más coherente a los objetivos y valores del socialismo que las PyMES. Con lo cual no significa que no haya PyMES, pero que la proporción entre cooperativas y PyMES debería estar más a favor de las cooperativas. Como ustedes saben en Cuba hay cooperativas agropecuarias, desde la revolución a esta parte, y ahora se están desarrollando cooperativas llamadas no agropecuarias en distintos sectores.

En el proceso de actualización económica que hay hoy en día en Cuba el lugar del cooperativismo es clave, entonces lo que estuvimos intercambiando fue justamente cuál sería las formas más adaptadas al desarrollo del cooperativismo en Cuba y la posibilidad de desarrollar el mutualismo en Cuba, que hoy no tiene desarrollo, la posibilidad de desarrollar entidades de segundo nivel, federación confederación, que sería muy importante para la representación política del sector en articulación con el gobierno. En ese sentido, la experiencia Argentina es muy singular para todo el continente, no hay otra figura como el INAES en el cual representantes del sector y representantes del estado coproducen política para el cooperativismo y mutualismo.




Junto a compañeros de la economía social de Cuba




Junto a Luis Ilarregui (Embajador de Argentina en Cuba) y el Presidente Miguel Díaz-Canel


— ¿En el continente cuál es la realidad de la organización de la economía social?


—Hay mucho desarrollo en todo el continente, hay un INAES por ejemplo en México pero que no tiene la forma de gobierno que tiene en Argentina. Hay cooperativas sobre todo en el sector agropecuario muy potente en Nicaragua, hay un sector muy fuerte en Brasil, hay cooperativas en Ecuador, en Venezuela, ahora Boric ganó en Chile y puso a las cooperativas en el centro de su política. En el continente, el cooperativismo se está instalando como una forma organizativa que ya tiene tradición que tiene mucha potencia política por un lado y a su vez como una forma de transformar los regímenes capitalistas, como en el caso de Chile, que va a ser muy interesante seguir ese proceso.

— Este año en el inicio de sesiones legislativas el presidente Fernández puso mucho énfasis en su discurso a señalar a la economía social como factor de transformación en una nueva Argentina, ¿qué reflexión podés brindarnos al respecto?

—El discurso de Alberto Fernández fue impactante, porque efectivamente no sé si en la historia un presidente se refirió tanto a las cooperativas desde Perón, pero es un punto importante que muchas veces los compañeros del peronismo olvidan y es que hay mucho discurso de Perón sobre el cooperativismo y en particular un discurso en el cual dice que las cooperativas son las que encarnan el proyecto justicialista de la economía justicialista. Inclusive tiene una definición de economía social entendido como “la forma de la economía justicialista”, digo eso porque en muchos sectores de nuestra fuerza hay mucho prejuicio hacia el cooperativismo, y el hecho de que Alberto tome el cooperativismo y lo ponga en el centro de su discursividad, lo ponga en el centro de la posibilidad de transformar la realidad argentina en articulación con la economía popular, para nosotros es sumamente importante. Ayuda entre otras cosas, a relegitimar la figura cooperativa, mutual, fue muy maltratada por la dictadura y desgraciadamente, en el regreso de la democracia no hubo un trabajo suficiente de rehabilitación de la figura cooperativa. Entonces para nosotros es muy importante esa revalorización que hay ahora de la figura cooperativa-mutual sobre todo porque permite que compañeros y compañeras del todo el país se animen a organizarse bajo forma cooperativa. También por eso es importante la reforma normativa, porque si te animás y después la normativa no te lo permite es una contradicción. Entonces la reforma cooperativa que permite ahora cooperativizarse a partir de tres personas, es mucho mas acorde con la realidad.

—¿Hay una proyección hacia fin de mandato en relación a las personas que pueden estar trabajando dentro de cooperativas o mututales en relación a los trabajadores del sector privado o estatal?

—Nosotros evaluamos que esas tres millones de personas que trabajan en procesos asociativos pero que todavía no tienen formalizada la cooperativa o la mutual, en los próximos años van a entrar en ese dispositivo. Para dimensionar, hoy hay seis millones de personas que son empleados en relación de dependencia en el sector privado, tres millones que son empleados en el sector público, con lo que hoy existe en el sistema cooperativo-mutual, que llega más o menos a 350.000 personas empleadas, que no son solo socios sino también empleados, si se cooperativizan seis millones de personas significa que va a haber más o menos la misma cantidas esperamos de acá a dos años en el sector cooperativo-mutual, empleados socios activos que trabajen, que en el estado. Eso cambia mucho la configuración en el mundo laboral y productivo argentino, y los imaginarios de manera en la cual la sociedad finalmente organiza la producción.

—Hoy en Argentina, ¿cuál es el promedio de ingresos de un socio de una cooperativa?

— No varia del resto de la economía. Hace muy poco salieron una serie de datos, que el ingreso mediano oscila cerca de los sesenta mil pesos. Muchas cooperativas productivas tienen, desde ahí para arriba, hay algunos casos que están por debajo obviamente, pero normalmente la remuneración es parecida al sector privado y a una parte del sector público. Lo que hace falta y sobre lo cual estamos trabajando, es desprecarizar ese trabajo, porque todavía el trabajo cooperativo es un trabajo que no tiene los mismos derechos que los trabajadores en relación de dependencia, en términos de salud, en términos jubilatorios, los que es protección social en general. Entonces, vamos a trabajar y hemos avanzado bastante para armar un régimen de protección social para el cooperativismo.

—¿Cuáles serían esas medidas de mejora del sector?

—El primer paso es sobre todo para las cooperativas de trabajo, que son 80% de las entidades, lograr de que dejen de ser monotributistas, porque hay una contradicción: el estado termina teniendo una relación de individualizada con socios de un dispositivo colectivo, lo que quisiéramos es que los trabajadores dejen de ser monotributistas, generar la figura que muchas organizaciones viene pidiendo hace mucho tiempo que es la figura del “trabajador asociado”, que la cooperativa sea agente de retención para las cuestiones fiscales, para salud y para la jubilación que supuestamente pasa por el monotributo. A partir de ahí, integrar el cooperativismo de trabajo con el mutualismo de salud, que tiene prestaciones sobre todo en asistencia primaria muy eficientes a costos mucho mas bajos que gran parte del sistema privado y que las obras sociales, y que articule después con el sistema estatal para lo que es el tratamiento de alta complejidad en el sector salud. Para la jubilación es más complejo porque implica hacer sistemas de caja compensatorias vinculadas al sector cooperativo, con una articulación entre el estado y sector donde se complementa.





Alexandre Roig nació en Montpellier, Francia, el 25 de enero de 1976. Es Doctor de la Escuela de Altos Estudios en Ciencias Sociales en Sociología Económica del Desarrollo (Francia), Máster del Instituto Universitario de Estudios sobre el Desarrollo de Ginebra (Suiza), Máster en Ciencia Política de la Universidad de Toulouse (Francia) y Diplomado del Instituto de Estudios políticos de Toulouse (Francia).

En los primeros años de su llegada a la Argentina empezó a frecuentar los barrios cartoneros del cinturón del Ceamse, en José León Suárez y trabajó en una cooperativa de reciclaje. Allí se vinculó con militantes del Movimiento Evita, desde aquel año, 2012, se encuentra militando en esa organización.

Gran parte de su trabajo académico consiste en poder articular el desarrollo teórico con la práctica política y los conceptos construidos desde las luchas populares. Realizó numerosas investigaciones y publicaciones nacionales e internacionales en el campo de los estudios sobre la economía popular, el desarrollo, la sociología económica del dinero, de la moneda y de las finanzas.

Actualmente es profesor titular de la UNSaM y Presidente del INAES (Instituto Nacional de Asociativismo y Economía Social).

Nos encontramos con Alexandre para charlar sobre los cambios que se están proyectando en nuestro país en el sector de la economía social y de su reciente viaje a Cuba en el marco de una importante cooperación binacional.


—¿Cuántas cooperativas y mutuales hay en Argentina?

—En total, hay cerca de veinte mil entidades, quince mil cooperativas y cinco mil mutuales.


—Últimamente hay un aumento de la constitución de cooperativas en Argentina, ¿a qué se debe?

—Se debe por un lado a que en las situaciones de crisis se constituyen mas cooperativas, y por otro lado que modificamos el sistema de matriculación con el cual pudimos resolver alguna situación histórica del pedido de matrículas, por eso aumentaron. Si bien nosotros, insistimos en que las cooperativas no deben ser una figura de crisis, pero además agrega a eso que fuimos corrigiendo muchas demandas que había en el sector para matricularse y que con la RENOVAR*, que es la reforma del sistema de matrícula, se puede hacer más fácilmente con lo cual hay mas demanda en ese sentido. El año pasado llegamos a matricular cerca de tres mil entidades.


—Y la demanda, ¿de que año venía?

—Es una demanda en algunos casos que tenia un par de años. El tiempo de demora de las matrículas hasta ahora era año y medio, en promedio. Ahora loa achicamos a mes y medio.

—Hubo un momento donde las cooperativas eran una herramienta que se veían como un dispositivo de contención social y estaban dentro del Ministerio de desarrollo, siento que en esta nueva etapa se está tratando de modificar eso, ¿no es verdad?

—Las cooperativas y mutuales siempre fueron herramientas de contención, que pueden cumplir una función de contención, pero es una forma de transformación. Pero, ¿por qué es una forma de transformación? Porque tiene una forma de organizar el trabajo, la producción, que se caracterizan por lo siguiente: en primer lugar, que agrega trabajo y capital ahí donde las sociedades anónimas concentran; en segundo lugar, que la propiedad es colectiva, ahí donde la sociedad anónima la propiedad es individual. Eso es importante porque no hay ninguna persona en la cooperativa que va a comprarse un yate, o que cambie de auto todos los años, sino que los excedentes se reinvierten, la reinversión de los excedentes tiene una eficiencia económica muy grande; y además las cooperativas y mutuales son portadoras de valores comunes, valores que van en sentido del bien común. Por otra parte las cooperativas y las mutuales se vinculan fuertemente con las comunidades en donde se desempeñan. Todos estos son factores muy propicios a transformar las sociedades y las economías en donde se desenvuelven. Por eso nosotros trabajamos fuertemente en identificar las cooperativas como herramientas de transformación, como forma de transformación más que como herramienta y no solamente como forma de contención.

—Hace poco estuvo en Cuba para generar acuerdos binacionales de cooperación, ¿podría contarnos acerca de esa experiencia?

—Primero las relaciones entre Argentina y Cuba se conocen, son relaciones históricas, de afecto y muchos casos de horizonte común, no solamente nos une el Che, sino también una forma de pensar el continente.

En este contexto para nosotros poder trabajar conjuntamente con Cuba es clave justamente para poder intercambiar experiencias en términos de poder pensar la transformación de nuestras sociedades, teniendo regímenes económicos y políticos diferentes, pero con experiencias comunes parecidas. De hecho, es sorprendente ver algunas homologías de las situaciones económicas que atraviesan los dos países. En el caso de Cuba producido y empeorado por el bloqueo, pero finalmente hay un problema de desdoblamiento monetario con dos tasas de cambio del peso cubano y el dólar, parecido acá, actos económicos que intervienen como el dólar paralelo; hay un problema de inflación, hay un problema con el precio de los alimentos, una serie de problemáticas que, en muchos casos compartidas con los compañeros cubanos, que muchas de las cosas que narraban tenían que ver con la realidad argentina.

Parte de esa misión tuvo que ver con el interés de parte del gobierno cubano de implementar las reformas que ya tomaron en la reforma constitucional y en las decisiones que se decidieron en asambleas nacionales en 2010 de avanzar en la ampliación de lo que se llaman “los actores no estatales de la economía”, que son básicamente las PyMES y las cooperativas. La principal preocupación es cómo hacer para que se desarrollen las cooperativas en Cuba, entendiendo que la forma cooperativa es mucho más coherente a los objetivos y valores del socialismo que las PyMES. Con lo cual no significa que no haya PyMES, pero que la proporción entre cooperativas y PyMES debería estar más a favor de las cooperativas. Como ustedes saben en Cuba hay cooperativas agropecuarias, desde la revolución a esta parte, y ahora se están desarrollando cooperativas llamadas no agropecuarias en distintos sectores.

En el proceso de actualización económica que hay hoy en día en Cuba el lugar del cooperativismo es clave, entonces lo que estuvimos intercambiando fue justamente cuál sería las formas más adaptadas al desarrollo del cooperativismo en Cuba y la posibilidad de desarrollar el mutualismo en Cuba, que hoy no tiene desarrollo, la posibilidad de desarrollar entidades de segundo nivel, federación confederación, que sería muy importante para la representación política del sector en articulación con el gobierno. En ese sentido, la experiencia Argentina es muy singular para todo el continente, no hay otra figura como el INAES en el cual representantes del sector y representantes del estado coproducen política para el cooperativismo y mutualismo.




Junto a compañeros de la economía social de Cuba




Junto a Luis Ilarregui (Embajador de Argentina en Cuba) y el Presidente Miguel Díaz-Canel


— ¿En el continente cuál es la realidad de la organización de la economía social?


—Hay mucho desarrollo en todo el continente, hay un INAES por ejemplo en México pero que no tiene la forma de gobierno que tiene en Argentina. Hay cooperativas sobre todo en el sector agropecuario muy potente en Nicaragua, hay un sector muy fuerte en Brasil, hay cooperativas en Ecuador, en Venezuela, ahora Boric ganó en Chile y puso a las cooperativas en el centro de su política. En el continente, el cooperativismo se está instalando como una forma organizativa que ya tiene tradición que tiene mucha potencia política por un lado y a su vez como una forma de transformar los regímenes capitalistas, como en el caso de Chile, que va a ser muy interesante seguir ese proceso.

— Este año en el inicio de sesiones legislativas el presidente Fernández puso mucho énfasis en su discurso a señalar a la economía social como factor de transformación en una nueva Argentina, ¿qué reflexión podés brindarnos al respecto?

—El discurso de Alberto Fernández fue impactante, porque efectivamente no sé si en la historia un presidente se refirió tanto a las cooperativas desde Perón, pero es un punto importante que muchas veces los compañeros del peronismo olvidan y es que hay mucho discurso de Perón sobre el cooperativismo y en particular un discurso en el cual dice que las cooperativas son las que encarnan el proyecto justicialista de la economía justicialista. Inclusive tiene una definición de economía social entendido como “la forma de la economía justicialista”, digo eso porque en muchos sectores de nuestra fuerza hay mucho prejuicio hacia el cooperativismo, y el hecho de que Alberto tome el cooperativismo y lo ponga en el centro de su discursividad, lo ponga en el centro de la posibilidad de transformar la realidad argentina en articulación con la economía popular, para nosotros es sumamente importante. Ayuda entre otras cosas, a relegitimar la figura cooperativa, mutual, fue muy maltratada por la dictadura y desgraciadamente, en el regreso de la democracia no hubo un trabajo suficiente de rehabilitación de la figura cooperativa. Entonces para nosotros es muy importante esa revalorización que hay ahora de la figura cooperativa-mutual sobre todo porque permite que compañeros y compañeras del todo el país se animen a organizarse bajo forma cooperativa. También por eso es importante la reforma normativa, porque si te animás y después la normativa no te lo permite es una contradicción. Entonces la reforma cooperativa que permite ahora cooperativizarse a partir de tres personas, es mucho mas acorde con la realidad.

—¿Hay una proyección hacia fin de mandato en relación a las personas que pueden estar trabajando dentro de cooperativas o mututales en relación a los trabajadores del sector privado o estatal?

—Nosotros evaluamos que esas tres millones de personas que trabajan en procesos asociativos pero que todavía no tienen formalizada la cooperativa o la mutual, en los próximos años van a entrar en ese dispositivo. Para dimensionar, hoy hay seis millones de personas que son empleados en relación de dependencia en el sector privado, tres millones que son empleados en el sector público, con lo que hoy existe en el sistema cooperativo-mutual, que llega más o menos a 350.000 personas empleadas, que no son solo socios sino también empleados, si se cooperativizan seis millones de personas significa que va a haber más o menos la misma cantidas esperamos de acá a dos años en el sector cooperativo-mutual, empleados socios activos que trabajen, que en el estado. Eso cambia mucho la configuración en el mundo laboral y productivo argentino, y los imaginarios de manera en la cual la sociedad finalmente organiza la producción.

—Hoy en Argentina, ¿cuál es el promedio de ingresos de un socio de una cooperativa?

— No varia del resto de la economía. Hace muy poco salieron una serie de datos, que el ingreso mediano oscila cerca de los sesenta mil pesos. Muchas cooperativas productivas tienen, desde ahí para arriba, hay algunos casos que están por debajo obviamente, pero normalmente la remuneración es parecida al sector privado y a una parte del sector público. Lo que hace falta y sobre lo cual estamos trabajando, es desprecarizar ese trabajo, porque todavía el trabajo cooperativo es un trabajo que no tiene los mismos derechos que los trabajadores en relación de dependencia, en términos de salud, en términos jubilatorios, los que es protección social en general. Entonces, vamos a trabajar y hemos avanzado bastante para armar un régimen de protección social para el cooperativismo.

—¿Cuáles serían esas medidas de mejora del sector?

—El primer paso es sobre todo para las cooperativas de trabajo, que son 80% de las entidades, lograr de que dejen de ser monotributistas, porque hay una contradicción: el estado termina teniendo una relación de individualizada con socios de un dispositivo colectivo, lo que quisiéramos es que los trabajadores dejen de ser monotributistas, generar la figura que muchas organizaciones viene pidiendo hace mucho tiempo que es la figura del “trabajador asociado”, que la cooperativa sea agente de retención para las cuestiones fiscales, para salud y para la jubilación que supuestamente pasa por el monotributo. A partir de ahí, integrar el cooperativismo de trabajo con el mutualismo de salud, que tiene prestaciones sobre todo en asistencia primaria muy eficientes a costos mucho mas bajos que gran parte del sistema privado y que las obras sociales, y que articule después con el sistema estatal para lo que es el tratamiento de alta complejidad en el sector salud. Para la jubilación es más complejo porque implica hacer sistemas de caja compensatorias vinculadas al sector cooperativo, con una articulación entre el estado y sector donde se complementa.





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