Fidel fue el último de los líderes modernos. Bueno es aclarar que esto tiene que ver con la conformación de una dirigencia o liderazgos globales de un mundo donde las ideas se presentaban estructuradas, en donde había proyectos políticos, donde la política era el eje transformador fundamental de la sociedad. La política fue el gran eje transformador y el gran motor de la historia, lo fue durante el siglo XX y lo va a ser durante el siglo XXI, no tengo dudas.
Fidel junto a los hombres y mujeres que hicieron la revolución cubana, alumbraron el siglo XX y se convirtieron casi en una leyenda a nivel global. Siempre dije que los pueblos tienen los líderes que se merecen. Lo de Fidel fue el encuentro de un gran líder con un gran pueblo, como es el pueblo cubano. Siempre he tenido una fuerte admiración por el espíritu de sacrificio y también por el orgullo de ese pueblo de su unidad, de su soberanía, de su independencia. A poco más de cien kilómetros de las costas del “gran país del norte” y con todo lo que ha significado la política criminal del bloqueo, que ha incidido en el atraso, los problemas de gobernanza, los problemas humanos de la sociedad cubana, realmente la fortaleza de ese pueblo es similar a la fortaleza de Fidel y los hombres que animaron la revolución. Yo siempre digo que todo hace juego con todo, y creo que Fidel hacia juego con su pueblo y su pueblo lo hacía con él.
Cuando se derrumbó la Unión Soviética, se dudó de lo que podía suceder con Cuba, pero ellos lograron superar ese período especial por la gran fortaleza del pueblo cubano, una gran fortaleza de la revolución, y una gran fortaleza de una sociedad que se ha acostumbrado a ser soberana, digna e independiente, con problemas porque además la soberanía y la independencia, el ser una sociedad con mejores índices en materia de salud y educación de toda América, creo que tiene su precio, muchas veces se quiere tener todo al mismo tiempo y sería lo ideal, pero creo que la sociedad cubana ha optado por una sociedad igualitaria, en Cuba nadie se muere de hambre, en Cuba todos pueden estudiar si tienen las aptitudes, las fuerzas y el sacrificio para hacerlo, en Cuba se puede acceder a un sistema de salud, nadie se muere por ser pobre ni nadie deja de estudiar por haber nacido pobre.
Fidel fue el último de los líderes modernos. Bueno es aclarar que esto tiene que ver con la conformación de una dirigencia o liderazgos globales de un mundo donde las ideas se presentaban estructuradas, en donde había proyectos políticos, donde la política era el eje transformador fundamental de la sociedad. La política fue el gran eje transformador y el gran motor de la historia, lo fue durante el siglo XX y lo va a ser durante el siglo XXI, no tengo dudas. Creo que el atributo que más valoro de Fidel es su inmensa capacidad de dirección de un proceso revolucionario en medio de las dificultades más terribles que pueda afrontar cualquier revolución. Ese atributo es el más visible, el más valorable. Me gusta recordar las anécdotas de cómo nos enseñaba y nos daba explicaciones de todo, le gustaba mucho explicar y le gustaba mucho también que le contaran, porque Fidel sabía escuchar. Fidel en lo político, ha ingresado en la historia, definitivamente y por la puerta grande. Mi recuerdo tiene que ver más con las vivencias que he tenido con él personalmente, que son vivencias de mucho afecto, de mucha calidez, de un mutuo descubrimiento personal que va mucho más allá de lo político y que ingresa en el camino de lo humano. Fidel me abrió las puertas de su casa. Me cuenta la gente de la Isla que no era común que lo hiciera. Y mucho menos en compañía de toda su familia. De Dalia, su mujer, de sus hijos, de sus nietos, hasta de su bisnieta, a la que tuve oportunidad de conocer. Esa casa llena de flores. Esa casa que Dalia cuida tanto, como lo cuidaba a él. Me sentí muy honrada de que me abrieran las puertas, porque es algo muy diferente cuando te abren las puertas de la casa de uno. Es una sensación de cercanía, de proximidad, de afecto, que es invalorable, y que además es intransferible. Así descubrí que aún con esa cantidad de años encima, el Comandante Fidel Castro mantenía la misma curiosidad, el mismo interés, la misma pasión, que me imagino debe haber tenido en el asalto al Moncada, en Sierra Maestra, o cuando entró con los otros revolucionarios a La Habana, allá por los primeros días de enero del 59. Año en que nació mi hermana, a los pocos meses. Siempre vinculo una cosa con la otra. Son cosas que uno termina vinculando, la vida personal, la política. Es imposible dividir las cosas. Nadie es divisible. Y los seres humanos, aun cuando tengan responsabilidades, históricas e institucionales tan grandes, tampoco lo son. Si tengo que elegir una canción para él, voy a caer en un lugar un poco común, porque voy a elegir una canción de nada más y nada menos que de Silvio Rodríguez, pero cuidado que no lo hago porque Silvio Rodríguez sea cubano, lo hago porque es uno de mis cantantes predilectos. Es una persona que ha transmitido la fuerza de la Revolución, junto a la del amor y la de la transformación, de una manera incomparable, no panfletaria. Precisamente transmite valores que hacen no solamente a un militante revolucionario sino fundamentalmente al ser humano. Así que la canción que le elijo para el Comandante Fidel Castro, es “Te doy una Canción”. Finalmente, Fidel es el recuerdo permanente y vivo de su militancia revolucionaria que se plasma en su pueblo que sigue construyendo, siempre, una sociedad digna e igualitaria. *** Podés encontrar este y 61 testimonios más de Argentinos que conocieron al Comandante en el libro "Fidel Castro, en la memoria argentina". |
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