Libertad para el poder es injusticia para el pueblo
Julián Denaro
La liberalización comercial desprotege la industria nacional generadora de empleo, destruyéndola y con ello ocasionando desempleo y pobreza...



El conocido modelo neoliberal encarna la libertad y desregulación económica que favorece a los núcleos de poder que todo manejan. Utilizando la bandera de la libertad, imponen libertad para ellos, pero las infinitas e inagotables ambiciones de enriquecimiento y engrosamiento de poder, tienen su contracara en los pueblos, que padecen un esquilme a sus proyectos constructivos y a sus deseos de enarbolar una vida digna con sentido y con disfrute justo, necesario y merecido. Ese liberalismo económico ahora también se disfraza de libertario, aprovechando que una parte desprevenida de la población desconoce que son los mismos por más que tengan un nombre “nuevo”.

En ocasión de que en este mes se cumplen los 40 años de la Guerra de las Malvinas, es oportuno tener presente que el 2 de abril se rinde homenaje a los héroes de Malvinas. Se trata de un feriado nacional inamovible que rememora el día en que la Dictadura Cívico Militar Genocida que había tomado por asalto el manejo del Estado de la Nación Argentina, envió tropas para recuperar la soberanía sobre las Islas Malvinas, que, si bien siempre fueron, son y serán argentinas, están forzosamente ocupadas por Gran Bretaña desde 1833.

El manejo de esta región es estratégica económica y geopolíticamente, por poseer una riqueza ictícola y mineral abundante en variedad y en cantidad, y por ubicarse geográficamente en posición de manejar el tránsito marítimo entre los Océanos Atlántico y Pacífico así como entre los Continentes Americano y Antártico. Increíble, así como repudiable, se recuerda al liberal expresidente Macri, decir que Argentina no tenía que preocuparse por las Islas Malvinas, ya que somos un país muy grande y no tenemos problemas de superficie, como ocurre con Israel, por cuanto la recuperación de las Islas representaría un costo innecesario.

Ciertamente, esta guerra no fue sino un acto desesperado de la dictadura por conservarse en el poder, cuando ya había sido doblegada por las movilizaciones permanentes conducidas por la clase obrera organizada, vale decir, el peronismo. El 30 de marzo de 1982 se llevó a cabo un paro general con manifestaciones muy exitosas y estratégicamente planificadas, ya que el Estado de Sitio impartido por la dictadura prohibía las aglomeraciones. Las organizaciones del pueblo se agrupaban en una esquina, se dispersaban y luego se agrupaban en otra esquina diferente, y así sucesivamente. La dictadura estaba políticamente derrotada, pero usó a la guerra para proseguir, lo que no duró mucho más en el tiempo, tras la rendición del 14 de junio.

Respecto al proyecto liberal para nuestro país, se trae a la memoria a otro 2 de abril, pero de 1976, cuando José Alfredo Martínez de Hoz, luego del golpe de Estado del 24 de marzo que derroca al gobierno democrático, enuncia explícitamente el plan de gobierno de la dictadura, o más bien, de EEUU a través de la misma. En su exposición, que puede conseguirse fácilmente por YouTube, dice que hay que liberar las exportaciones, liberar las importaciones, liberar el dólar, achicar el Estado reduciendo a su mínimo el gasto superfluo, eliminar retenciones y aranceles y privatizar las empresas de servicios.

La liberalización comercial desprotege la industria nacional generadora de empleo, destruyéndola y con ello ocasionando desempleo y pobreza, la liberación del dólar abrió el canal para la especulación financiera y la fuga sistemática, causando una concentración económica y financiera hasta entonces desconocida, la entrega de las empresas de servicios a empresas extranjeras, ejecutado durante la presidencia de Menem, desde 1989, engrosó el déficit de nuestras cuentas externas, abriendo un desmedido retiro de utilidades hacia el exterior. Eliminar retenciones y aranceles agravó el déficit fiscal, y la suma de todo esto fue sostenida con deuda externa en moneda extranjera.

Los tres períodos en los cuales se vivió semejante descalabro liberal fueron la propia dictadura (1976-1983), el menemismo con Cavallo y De La Rúa (1989-2001) y la presidencia de Macri (2015-2019). Las consecuencias de estos tres períodos fueron las mismas: por un lado, enriquecimiento veloz a manos de las corporaciones financieras aliadas con las oligarquías dominantes, las corporaciones empresariales y el imperialismo anglosajón y, por otro lado, pobreza para el pueblo.

La bicicleta financiera consiste en ingresar dólares financieros libremente y con total libertad, cambiarlos por pesos y colocarlos en operaciones de capitalización financiera con altas tasas de interés, para una vez engordado ese capital, volver a comprar dólares libremente y con total libertad, para fugarlos del país sin declarar ni pagar impuestos con total impunidad. La deuda externa en moneda extranjera aumentó, con la dictadura, desde 7.000 a 45.000 millones de U$D, con el menemismo desde 60.000 a 200.000 MU$D y con Macri desde 70.000 a 200.000 MU$D.

El gobierno de Néstor Kirchner arregló la deuda de la dictadura y el menemismo, utilizando un favorable superávit comercial, sin que fuera sufrido por el pueblo. Él mismo había prometido que no se puede pagar la deuda con el hambre de los argentinos, por cuanto que, si querían que les paguemos, debían dejarnos primero crecer. Para la deuda del macrismo en su tercer ciclo neoliberal – liberal – libertario, los argentinos nos propusimos hacer todo lo posible para no pagarlo nosotros, y que lo paguen quienes la fugaron. Se recuerda que la cantidad de dinero de residentes argentinos en guaridas fiscales en el extranjero supera los 400.000 MU$D, dejando en claro que con un 10% de eso se puede arreglar el total de deuda con el FMI, y también recordando que el dinero en las guaridas fiscales es plata que fue retirada, fugada de nuestro país, sin declarar ni pagar impuestos.

Cristina Fernández lo expresó de manera inconfundible: “Si el FMI quiere cobrar, que nos ayude a encontrar en las guaridas fiscales los U$D fugados y a cobrarle a los privados que la fugaron (…) A la Argentina no le faltan U$D, los U$D de la Argentina se los llevaron afuera. Necesitamos que el FMI nos ayude a recuperar de los paraísos fiscales miles de millones en evasión. Los que se la llevaron sin pagar impuestos, se la fugaron”

Luego de una reunión de CFK con el embajador de EEUU, Marc Stanley, desarrollada en el despacho de la vicepresidente de la nación, y no en tierras lejanas, el Frente de Todos presentó un Proyecto de Ley, proponiendo constituir un Fondo para pagarle al Fondo, a partir de un Aporte Especial de Emergencia de quienes tengan bienes en el exterior no declarados. Quienes se beneficiaron con los recursos del FMI, fugaron divisas de las Argentina y no las declararon, lo cual es lesivo para los contribuyentes de nuestra nación, son los que deben hacer el mayor esfuerzo contributivo y a quienes en definitiva apunta este proyecto de Ley para amortizar la deuda con el FMI, conformando un acto de estricta justicia distributiva, tributaria e histórica.

Se exigirá un 20% en U$D, que sube al 35% luego de pasados los seis meses, pero además se procede a eliminar el Secreto Bancario, componente de la Ley de Entidades Financieras que estableció la Dictadura y que sigue con vigencia, cuyo propósito es encubrir los delitos financieros. Consecuentemente, si se consagra en ley este proyecto, dispondremos de mayores herramientas para cuidar los intereses del país. Indudablemente, sólo será posible si reducimos los grados de libertad de los poderes fácticos cuyos intereses son externos, contrarios y adversos a los nuestros.


El conocido modelo neoliberal encarna la libertad y desregulación económica que favorece a los núcleos de poder que todo manejan. Utilizando la bandera de la libertad, imponen libertad para ellos, pero las infinitas e inagotables ambiciones de enriquecimiento y engrosamiento de poder, tienen su contracara en los pueblos, que padecen un esquilme a sus proyectos constructivos y a sus deseos de enarbolar una vida digna con sentido y con disfrute justo, necesario y merecido. Ese liberalismo económico ahora también se disfraza de libertario, aprovechando que una parte desprevenida de la población desconoce que son los mismos por más que tengan un nombre “nuevo”.

En ocasión de que en este mes se cumplen los 40 años de la Guerra de las Malvinas, es oportuno tener presente que el 2 de abril se rinde homenaje a los héroes de Malvinas. Se trata de un feriado nacional inamovible que rememora el día en que la Dictadura Cívico Militar Genocida que había tomado por asalto el manejo del Estado de la Nación Argentina, envió tropas para recuperar la soberanía sobre las Islas Malvinas, que, si bien siempre fueron, son y serán argentinas, están forzosamente ocupadas por Gran Bretaña desde 1833.

El manejo de esta región es estratégica económica y geopolíticamente, por poseer una riqueza ictícola y mineral abundante en variedad y en cantidad, y por ubicarse geográficamente en posición de manejar el tránsito marítimo entre los Océanos Atlántico y Pacífico así como entre los Continentes Americano y Antártico. Increíble, así como repudiable, se recuerda al liberal expresidente Macri, decir que Argentina no tenía que preocuparse por las Islas Malvinas, ya que somos un país muy grande y no tenemos problemas de superficie, como ocurre con Israel, por cuanto la recuperación de las Islas representaría un costo innecesario.

Ciertamente, esta guerra no fue sino un acto desesperado de la dictadura por conservarse en el poder, cuando ya había sido doblegada por las movilizaciones permanentes conducidas por la clase obrera organizada, vale decir, el peronismo. El 30 de marzo de 1982 se llevó a cabo un paro general con manifestaciones muy exitosas y estratégicamente planificadas, ya que el Estado de Sitio impartido por la dictadura prohibía las aglomeraciones. Las organizaciones del pueblo se agrupaban en una esquina, se dispersaban y luego se agrupaban en otra esquina diferente, y así sucesivamente. La dictadura estaba políticamente derrotada, pero usó a la guerra para proseguir, lo que no duró mucho más en el tiempo, tras la rendición del 14 de junio.

Respecto al proyecto liberal para nuestro país, se trae a la memoria a otro 2 de abril, pero de 1976, cuando José Alfredo Martínez de Hoz, luego del golpe de Estado del 24 de marzo que derroca al gobierno democrático, enuncia explícitamente el plan de gobierno de la dictadura, o más bien, de EEUU a través de la misma. En su exposición, que puede conseguirse fácilmente por YouTube, dice que hay que liberar las exportaciones, liberar las importaciones, liberar el dólar, achicar el Estado reduciendo a su mínimo el gasto superfluo, eliminar retenciones y aranceles y privatizar las empresas de servicios.

La liberalización comercial desprotege la industria nacional generadora de empleo, destruyéndola y con ello ocasionando desempleo y pobreza, la liberación del dólar abrió el canal para la especulación financiera y la fuga sistemática, causando una concentración económica y financiera hasta entonces desconocida, la entrega de las empresas de servicios a empresas extranjeras, ejecutado durante la presidencia de Menem, desde 1989, engrosó el déficit de nuestras cuentas externas, abriendo un desmedido retiro de utilidades hacia el exterior. Eliminar retenciones y aranceles agravó el déficit fiscal, y la suma de todo esto fue sostenida con deuda externa en moneda extranjera.

Los tres períodos en los cuales se vivió semejante descalabro liberal fueron la propia dictadura (1976-1983), el menemismo con Cavallo y De La Rúa (1989-2001) y la presidencia de Macri (2015-2019). Las consecuencias de estos tres períodos fueron las mismas: por un lado, enriquecimiento veloz a manos de las corporaciones financieras aliadas con las oligarquías dominantes, las corporaciones empresariales y el imperialismo anglosajón y, por otro lado, pobreza para el pueblo.

La bicicleta financiera consiste en ingresar dólares financieros libremente y con total libertad, cambiarlos por pesos y colocarlos en operaciones de capitalización financiera con altas tasas de interés, para una vez engordado ese capital, volver a comprar dólares libremente y con total libertad, para fugarlos del país sin declarar ni pagar impuestos con total impunidad. La deuda externa en moneda extranjera aumentó, con la dictadura, desde 7.000 a 45.000 millones de U$D, con el menemismo desde 60.000 a 200.000 MU$D y con Macri desde 70.000 a 200.000 MU$D.

El gobierno de Néstor Kirchner arregló la deuda de la dictadura y el menemismo, utilizando un favorable superávit comercial, sin que fuera sufrido por el pueblo. Él mismo había prometido que no se puede pagar la deuda con el hambre de los argentinos, por cuanto que, si querían que les paguemos, debían dejarnos primero crecer. Para la deuda del macrismo en su tercer ciclo neoliberal – liberal – libertario, los argentinos nos propusimos hacer todo lo posible para no pagarlo nosotros, y que lo paguen quienes la fugaron. Se recuerda que la cantidad de dinero de residentes argentinos en guaridas fiscales en el extranjero supera los 400.000 MU$D, dejando en claro que con un 10% de eso se puede arreglar el total de deuda con el FMI, y también recordando que el dinero en las guaridas fiscales es plata que fue retirada, fugada de nuestro país, sin declarar ni pagar impuestos.

Cristina Fernández lo expresó de manera inconfundible: “Si el FMI quiere cobrar, que nos ayude a encontrar en las guaridas fiscales los U$D fugados y a cobrarle a los privados que la fugaron (…) A la Argentina no le faltan U$D, los U$D de la Argentina se los llevaron afuera. Necesitamos que el FMI nos ayude a recuperar de los paraísos fiscales miles de millones en evasión. Los que se la llevaron sin pagar impuestos, se la fugaron”

Luego de una reunión de CFK con el embajador de EEUU, Marc Stanley, desarrollada en el despacho de la vicepresidente de la nación, y no en tierras lejanas, el Frente de Todos presentó un Proyecto de Ley, proponiendo constituir un Fondo para pagarle al Fondo, a partir de un Aporte Especial de Emergencia de quienes tengan bienes en el exterior no declarados. Quienes se beneficiaron con los recursos del FMI, fugaron divisas de las Argentina y no las declararon, lo cual es lesivo para los contribuyentes de nuestra nación, son los que deben hacer el mayor esfuerzo contributivo y a quienes en definitiva apunta este proyecto de Ley para amortizar la deuda con el FMI, conformando un acto de estricta justicia distributiva, tributaria e histórica.

Se exigirá un 20% en U$D, que sube al 35% luego de pasados los seis meses, pero además se procede a eliminar el Secreto Bancario, componente de la Ley de Entidades Financieras que estableció la Dictadura y que sigue con vigencia, cuyo propósito es encubrir los delitos financieros. Consecuentemente, si se consagra en ley este proyecto, dispondremos de mayores herramientas para cuidar los intereses del país. Indudablemente, sólo será posible si reducimos los grados de libertad de los poderes fácticos cuyos intereses son externos, contrarios y adversos a los nuestros.


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