Es medianoche, escribo sentado en mi computadora luego de haber participado de una marcha sin igual en la historia de nuestro país. Una movilización de masas compactas por el reclamo de una sociedad más inclusiva. La Marcha Federal del Orgullo Antifascista y Antirracista en repudio al discurso oficial contra la comunidad LGTBIQNB+ y las mujeres. Pero, ¿Qué es lo extraordinario en este día de protestas masivas?
En primer lugar quisiera reflexionar acerca de la participación de los sectores que más movilizaban en el gobierno anterior, los que paralizaban el país con apoyos al ejecutivo o protestas por aumentos de sueldo o alimento para los comedores, ¿dónde están? En el momento de mayor necesidad de resistencia ante un gobierno nacional entreguista de nuestra soberanía y hambreador, su ausencia es decepcionante y fundamentalmente la de sus dirigentes. Las centenas de miles de manifestantes que se vieron en la marcha de hoy, multicolor, que dijo basta y sentó un precedente es una contracara de cómo se marchaba hace unos años. En esta había una consciencia generalizada del porqué de la protesta. Pero, ¿qué movilizó a tantos argentinos a las calles? Quizá el decir basta a la locura, a tanta entrega, a tanto dolor ajeno y propio por medidas inhumanas en un acelerado desmembramiento de un Estado protector de nuestros derechos que costará años recuperar. Esa marea humana que llenó las calles desde Plaza Congreso a Plaza de Mayo ha empezado a decir “este es mi límite”. Fue una marea que habló, creativa, diversa en las formas y uniforme en la protesta.
En segundo lugar y empalmado con la primera reflexión debo hacerme una pregunta, ¿es sostenible en el tiempo este tipo de manifestaciones? Podría ir a las fuentes y decir que la marcha de hoy fue en rechazo al discurso homofóbico que el presidente, Javier Milei, llevó como bandera al Foro Económico Mundial en Davos. El mandatario vinculó la homosexualidad con la pedofilia como parte de sus ataques contra lo que llama “el cáncer de la ideología woke”. Ataques que realizan como parte de un seguidismo infantil y hasta enfermizo a las políticas del nuevo presidente de Estado Unidos Donald Trump. Ese disparador principal llevó a que rápidamente las organizaciones del sector se reunieran en Parque Lezama la semana anterior y organizaran una respuesta contundente, que motorizó a otros sectores disconformes con las políticas llevadas a cabo por el ejecutivo nacional a salir hoy a las calles. Pero, ¿es esto un principio con final cerrado en la desmovilización o es el inicio de algo más?
En tercer lugar es importante entender que la flexibilización de las medidas antirrepresivas que corren al tiempo del desguace de los ánimos libertarios por los fracasos por venir en materia económica y social, se dieron más allá de que el arzobispado de la Ciudad de Buenos Aires pidió que no vallaran la catedral para la marcha, y de que el juez Ramos Padilla dictó un habeas corpus preventivo sin que se lo pidiera nadie, con el objetivo de que las Fuerzas de Seguridad no puedan interceptar personas ni vehículos. Por lo que la marcha se dio en orden y sin violencia.
Como cuarto punto quisiera recalcar algo muy esperanzador que es el acompañamiento de “amplios” sectores de la vida política de nuestro país en la marcha ya que se sumaron a la convocatoria organizaciones sociales, sindicales y políticas, diversos partidos de izquierda y los sectores más progresistas de la Unión Cívica Radical y el Partido Justicialista.
Para finalizar el artículo quiero señalar que un mejor país posible se logrará con ese espíritu de lucha, donde lo diverso enmarcado en la defensa de la vida y la humanidad es lo central, donde la expresión de nuestras ideas sobre la base del bien común es el punto de partida. Debemos seguir marchando así, hablandonos de mundos posibles, con alegría y en paz. El cambio será si podemos construir puentes con esos materiales.
En primer lugar quisiera reflexionar acerca de la participación de los sectores que más movilizaban en el gobierno anterior, los que paralizaban el país con apoyos al ejecutivo o protestas por aumentos de sueldo o alimento para los comedores, ¿dónde están? En el momento de mayor necesidad de resistencia ante un gobierno nacional entreguista de nuestra soberanía y hambreador, su ausencia es decepcionante y fundamentalmente la de sus dirigentes. Las centenas de miles de manifestantes que se vieron en la marcha de hoy, multicolor, que dijo basta y sentó un precedente es una contracara de cómo se marchaba hace unos años. En esta había una consciencia generalizada del porqué de la protesta. Pero, ¿qué movilizó a tantos argentinos a las calles? Quizá el decir basta a la locura, a tanta entrega, a tanto dolor ajeno y propio por medidas inhumanas en un acelerado desmembramiento de un Estado protector de nuestros derechos que costará años recuperar. Esa marea humana que llenó las calles desde Plaza Congreso a Plaza de Mayo ha empezado a decir “este es mi límite”. Fue una marea que habló, creativa, diversa en las formas y uniforme en la protesta. En segundo lugar y empalmado con la primera reflexión debo hacerme una pregunta, ¿es sostenible en el tiempo este tipo de manifestaciones? Podría ir a las fuentes y decir que la marcha de hoy fue en rechazo al discurso homofóbico que el presidente, Javier Milei, llevó como bandera al Foro Económico Mundial en Davos. El mandatario vinculó la homosexualidad con la pedofilia como parte de sus ataques contra lo que llama “el cáncer de la ideología woke”. Ataques que realizan como parte de un seguidismo infantil y hasta enfermizo a las políticas del nuevo presidente de Estado Unidos Donald Trump. Ese disparador principal llevó a que rápidamente las organizaciones del sector se reunieran en Parque Lezama la semana anterior y organizaran una respuesta contundente, que motorizó a otros sectores disconformes con las políticas llevadas a cabo por el ejecutivo nacional a salir hoy a las calles. Pero, ¿es esto un principio con final cerrado en la desmovilización o es el inicio de algo más? En tercer lugar es importante entender que la flexibilización de las medidas antirrepresivas que corren al tiempo del desguace de los ánimos libertarios por los fracasos por venir en materia económica y social, se dieron más allá de que el arzobispado de la Ciudad de Buenos Aires pidió que no vallaran la catedral para la marcha, y de que el juez Ramos Padilla dictó un habeas corpus preventivo sin que se lo pidiera nadie, con el objetivo de que las Fuerzas de Seguridad no puedan interceptar personas ni vehículos. Por lo que la marcha se dio en orden y sin violencia. Como cuarto punto quisiera recalcar algo muy esperanzador que es el acompañamiento de “amplios” sectores de la vida política de nuestro país en la marcha ya que se sumaron a la convocatoria organizaciones sociales, sindicales y políticas, diversos partidos de izquierda y los sectores más progresistas de la Unión Cívica Radical y el Partido Justicialista. Para finalizar el artículo quiero señalar que un mejor país posible se logrará con ese espíritu de lucha, donde lo diverso enmarcado en la defensa de la vida y la humanidad es lo central, donde la expresión de nuestras ideas sobre la base del bien común es el punto de partida. Debemos seguir marchando así, hablandonos de mundos posibles, con alegría y en paz. El cambio será si podemos construir puentes con esos materiales. |
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