Perón expresó claramente en 1971 que “Es necesario que ofrezcamos a los pueblos la posibilidad de que trabajen felices, con un grado suficiente de dignidad, para un progreso técnico y científico de la humanidad, que quizás no sea tan grande como el que ha venido asegurando el capitalismo, pero por lo menos que no sea sobre el sacrificio de nadie. Pueblos felices, trabajando por la grandeza de un mundo futuro. Pero sin sacrificio y sin dolor. Que eso es lo humano, que eso es lo natural y que es también lo científico…”.
Compartiendo inexorablemente aquel mensaje que nos hermana con alegría, procedemos a recordar que Milei decía que le iban a otorgar el premio Nobel de Economía. Por supuesto que no podría haber sido posible cuando en tan sólo un año de gobierno aumentó significativamente la pobreza, el desempleo y la desigualdad social, al tiempo que favoreció al veloz y caudaloso enriquecimiento de los núcleos de poder económico nacional y foráneo. Con el respeto ligado a la frase de Perón, atendamos a lo que efectivamente ocurrió.
El Premio Nobel de Economía 2024 fue compartido por Daron Acemoglu, Simon Johnson y James Robinson, quienes atendiendo al problema de la injusticia ligada a las desigualdades sociales que se han exacerbado en prácticamente todo el mundo, probaron mediante serias investigaciones lo que es totalmente antagónico a las premisas de Milei. Los hechos han demostrado que cuando existe un Estado fuerte, las desigualdades disminuyen y las economías son empujadas hacia el crecimiento, mientras que cuando el Estado es débil, las consecuencias inevitables son que se acentúan las desigualdades y que se ausentan las condiciones para la expansión y el progreso de esas naciones.
Milei, en un estado casi delirante, pareciendo disociado del mundo real, aunque aplaudido por las corporaciones de poder concentrado, enuncia que él es un topo que va a destruir al Estado desde adentro.
Nuestra situación es que Argentina es un país que produce alimentos para más de 400 millones de personas, pero habitado por más de 10 millones que no logran nutrirse suficientemente. Esta situación es explicada porque los consorcios intermediarios, las cadenas empresarias, los grandes laboratorios y los exportadores están ganando más que nunca, pero los alimentos se exportan ya que los argentinos no disponen de ingresos suficientes para comprar lo que necesitan. Para peor aún, a los jubilados le ha quitado los medicamentos gratuitos, a los enfermos de cáncer no les entregó los medicamentos oncológicos, a los comedores comunitarios no les distribuyó la comida, y mucha gente murió por no recibir lo que necesitaba, que se sabe ya estaba comprado y pagado por el gobierno anterior a Milei.
En este último año, las tarifas de los servicios esenciales como electricidad, gas, agua potable, internet, telefonía y televisión aumentaron de manera escandalosa, los transportes se volvieron prácticamente impagables, los estudios y las consultas médicas sufrieron incrementos casi sanguinarios en sus copagos. En fin, la vida se volvió invivible para la mayoría de los habitantes de nuestro país, que pagamos más impuestos, mientras le sacaron o redujeron los impuestos a los autos de alta gama y a las grandes empresas, y en simultáneo se exacerbaron la evasión fiscal y el contrabando realizado por los más ricos.
En este sentido, Milei exclamó que los evasores para él son héroes porque zafan de las garras del Estado, pero si cualquiera de nosotros deja de pagar los servicios o los impuestos, nos cortan la recepción y terminamos durmiendo en la calle. Ese mensaje, pues, es para los más grandes, los más ricos, a quienes favorece de manera planificada este gobierno, que no es liberal, sino que decididamente aumenta la concentración de poder económico.
En números, la CEPAL – Comisión Económica para América Latina – informó que la evasión fiscal en Argentina ronda el 50%. Considerando un PBI cercano a los 630.000 millones de dólares y una presión fiscal del 32%, es fácil sacar la cuenta. 6 x 3 da 18. Redondeamos entonces 600.000 x 30 % y nos da 180.000, de lo cual el 50% es 90.000 millones de dólares por año. Imagínense cuánto aumentaría la concreción de asuntos vinculados a nuestro progreso si los grandes evasores pagasen lo que debieran pagar.
En números oficiales, según los datos de nuestro prestigioso INDEC – Instituto Nacional de Estadística y Censos – el salario mínimo aumentó un 86 % desde 150.000 pesos en noviembre de 2023 hasta los 280.000 pesos en diciembre de 2024, con números redondeados para que se comprenda de modo más directo. Pero en el mismo período, la canasta básica total para un adulto aumentó un 165 %, desde 125.000 pesos a 330.000 pesos, bajando el poder adquisitivo de ese salario mínimo desde el 120% al 85% de dicha canasta. Por su parte, la canasta básica total para un hogar aumentó 175%, desde 400.000 pesos hasta 1.100.000 pesos, bajando del 38% al 25% de la misma el salario mínimo.
Increíble y vergonzosamente, el Presidente de la República Argentina se jacta en las conferencias internacionales en el exterior de que el salario promedio argentino subió desde 300 hasta 1.100 dólares. En rigor de verdad, el salario promedio rondaba los 250.000 pesos en noviembre 2023 con un tipo de cambio de 360 pesos, por cuanto medido en dólares se aproximaba a los 700. Hacia diciembre de 2024, el salario promedio oscila los 400.000 pesos con un precio dólar de 1.100, arrojando una valuación del salario promedio de 360 dólares. Como se ve, bajó a la mitad, mientras el presidente es inescrupulosamente aplaudido por el poder real.
Cuán distante está Milei de todos los valores que nos hermanan, que para condecorarse con el poder real que lo protege y financia, vive recitando a favor de la libertad. Pero la libertad para todos no existe. Si hay libertad para las corporaciones, vendrán a robar las riquezas de nuestro país, perdiendo nosotros, el pueblo. En cambio, si nosotros “pueblo” nos liberamos de la opresión a cargo de aquellos, nuestra liberación reduce los grados de libertad del poder. Tal vez haya que enseñarle a nuestro presidente la distinción profunda entre los términos liberación y liberalismo.
Asimismo, contraponiéndose al concepto de soberanía nacional, la cual reside en el pueblo, aún cuando se ejerza a través de representantes, Milei enuncia que va a perseguir a los zurdos, insultándolos, y amenazando con que los perseguirá y los va a “ir a buscar hasta el último rincón del planeta en defensa de la libertad”.
Expuesta la diferencia entre los enunciados de Perón y Milei, es inadmisible ser indiferente. No se puede estar en el medio. Por consiguiente, el autor de este escrito se posiciona muy claramente: VIVA PERÓN !!!!
Compartiendo inexorablemente aquel mensaje que nos hermana con alegría, procedemos a recordar que Milei decía que le iban a otorgar el premio Nobel de Economía. Por supuesto que no podría haber sido posible cuando en tan sólo un año de gobierno aumentó significativamente la pobreza, el desempleo y la desigualdad social, al tiempo que favoreció al veloz y caudaloso enriquecimiento de los núcleos de poder económico nacional y foráneo. Con el respeto ligado a la frase de Perón, atendamos a lo que efectivamente ocurrió. El Premio Nobel de Economía 2024 fue compartido por Daron Acemoglu, Simon Johnson y James Robinson, quienes atendiendo al problema de la injusticia ligada a las desigualdades sociales que se han exacerbado en prácticamente todo el mundo, probaron mediante serias investigaciones lo que es totalmente antagónico a las premisas de Milei. Los hechos han demostrado que cuando existe un Estado fuerte, las desigualdades disminuyen y las economías son empujadas hacia el crecimiento, mientras que cuando el Estado es débil, las consecuencias inevitables son que se acentúan las desigualdades y que se ausentan las condiciones para la expansión y el progreso de esas naciones. Milei, en un estado casi delirante, pareciendo disociado del mundo real, aunque aplaudido por las corporaciones de poder concentrado, enuncia que él es un topo que va a destruir al Estado desde adentro. Nuestra situación es que Argentina es un país que produce alimentos para más de 400 millones de personas, pero habitado por más de 10 millones que no logran nutrirse suficientemente. Esta situación es explicada porque los consorcios intermediarios, las cadenas empresarias, los grandes laboratorios y los exportadores están ganando más que nunca, pero los alimentos se exportan ya que los argentinos no disponen de ingresos suficientes para comprar lo que necesitan. Para peor aún, a los jubilados le ha quitado los medicamentos gratuitos, a los enfermos de cáncer no les entregó los medicamentos oncológicos, a los comedores comunitarios no les distribuyó la comida, y mucha gente murió por no recibir lo que necesitaba, que se sabe ya estaba comprado y pagado por el gobierno anterior a Milei. En este último año, las tarifas de los servicios esenciales como electricidad, gas, agua potable, internet, telefonía y televisión aumentaron de manera escandalosa, los transportes se volvieron prácticamente impagables, los estudios y las consultas médicas sufrieron incrementos casi sanguinarios en sus copagos. En fin, la vida se volvió invivible para la mayoría de los habitantes de nuestro país, que pagamos más impuestos, mientras le sacaron o redujeron los impuestos a los autos de alta gama y a las grandes empresas, y en simultáneo se exacerbaron la evasión fiscal y el contrabando realizado por los más ricos. En este sentido, Milei exclamó que los evasores para él son héroes porque zafan de las garras del Estado, pero si cualquiera de nosotros deja de pagar los servicios o los impuestos, nos cortan la recepción y terminamos durmiendo en la calle. Ese mensaje, pues, es para los más grandes, los más ricos, a quienes favorece de manera planificada este gobierno, que no es liberal, sino que decididamente aumenta la concentración de poder económico. En números, la CEPAL – Comisión Económica para América Latina – informó que la evasión fiscal en Argentina ronda el 50%. Considerando un PBI cercano a los 630.000 millones de dólares y una presión fiscal del 32%, es fácil sacar la cuenta. 6 x 3 da 18. Redondeamos entonces 600.000 x 30 % y nos da 180.000, de lo cual el 50% es 90.000 millones de dólares por año. Imagínense cuánto aumentaría la concreción de asuntos vinculados a nuestro progreso si los grandes evasores pagasen lo que debieran pagar. En números oficiales, según los datos de nuestro prestigioso INDEC – Instituto Nacional de Estadística y Censos – el salario mínimo aumentó un 86 % desde 150.000 pesos en noviembre de 2023 hasta los 280.000 pesos en diciembre de 2024, con números redondeados para que se comprenda de modo más directo. Pero en el mismo período, la canasta básica total para un adulto aumentó un 165 %, desde 125.000 pesos a 330.000 pesos, bajando el poder adquisitivo de ese salario mínimo desde el 120% al 85% de dicha canasta. Por su parte, la canasta básica total para un hogar aumentó 175%, desde 400.000 pesos hasta 1.100.000 pesos, bajando del 38% al 25% de la misma el salario mínimo. Increíble y vergonzosamente, el Presidente de la República Argentina se jacta en las conferencias internacionales en el exterior de que el salario promedio argentino subió desde 300 hasta 1.100 dólares. En rigor de verdad, el salario promedio rondaba los 250.000 pesos en noviembre 2023 con un tipo de cambio de 360 pesos, por cuanto medido en dólares se aproximaba a los 700. Hacia diciembre de 2024, el salario promedio oscila los 400.000 pesos con un precio dólar de 1.100, arrojando una valuación del salario promedio de 360 dólares. Como se ve, bajó a la mitad, mientras el presidente es inescrupulosamente aplaudido por el poder real. Cuán distante está Milei de todos los valores que nos hermanan, que para condecorarse con el poder real que lo protege y financia, vive recitando a favor de la libertad. Pero la libertad para todos no existe. Si hay libertad para las corporaciones, vendrán a robar las riquezas de nuestro país, perdiendo nosotros, el pueblo. En cambio, si nosotros “pueblo” nos liberamos de la opresión a cargo de aquellos, nuestra liberación reduce los grados de libertad del poder. Tal vez haya que enseñarle a nuestro presidente la distinción profunda entre los términos liberación y liberalismo. Asimismo, contraponiéndose al concepto de soberanía nacional, la cual reside en el pueblo, aún cuando se ejerza a través de representantes, Milei enuncia que va a perseguir a los zurdos, insultándolos, y amenazando con que los perseguirá y los va a “ir a buscar hasta el último rincón del planeta en defensa de la libertad”. Expuesta la diferencia entre los enunciados de Perón y Milei, es inadmisible ser indiferente. No se puede estar en el medio. Por consiguiente, el autor de este escrito se posiciona muy claramente: VIVA PERÓN !!!! |
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