Javier Couso Permuy, es analista político, diplomado en periodismo, trabajador audiovisual y documentalista español quien fuera Eurodiputado desde el año 2014 al 2019. En la presente entrevista nos cuenta acerca de su libro “Rusofia, la propaganda antirusa al servicio de la guerra”, editado por el sello Acercándonos Ediciones, el cual se presentó en Buenos Aires el pasado 9 de marzo en la Casa de la Amistad Argentino Cubana, acompañado por Daniel Das Neves, Secretario General de UTPBA y Fernando Roperto, editor responsable. Asimismo en el marco de este encuentro/ presentación pudimos escuchar un análisis pormenorizado de la llamada Guerra Híbrida, herramienta utilizada para reconfigurar el espacio postsoviético, las revoluciones de colores, el intento de expansión de la OTAN y la utilización de Ucrania como cuña para rodear las fronteras Rusas.
A continuación, el comunicador social nos ofrece, nuevamente, su agudo y lúcido análisis de la situación actual y como se vive y se consume la demonización y prejuicios antirusos en las sociedades europeas y del Occidente Central, manipuladas desde el sesgo de los medios de comunicación masivos, así como la estratégica finalidad geopolítica de los EEUU y sus socios satélites.
Adquirí el libro "Rusofobia".
— Javier ¿nos puedes contar qué te impulsó a escribir este libro y qué planteas en el mismo?
— Este libro es una investigación realizada a partir de mi trabajo como eurodiputado en la VIII Legislatura del Parlamento Europeo. Durante cinco años fui Vicepresidente de la Comisión de Asuntos Exteriores y miembro de la subcomisión de Seguridad y Defensa, espacios parlamentarios donde impactaron poderosamente los hechos sucedidos en Ucrania en 2014 que desembocarían en un Golpe de Estado apoyado por la Unión Europea y EEUU que fraccionó completamente la sociedad ucraniana y que dio paso, primero, a una agresión militar por parte del gobierno golpista sobre las provincias de cultura rusa, y se convirtió posteriormente en una guerra civil con más de 14.000 muertos.
En todos estos años, tanto el conflicto como los intentos de solucionarlo por medio de los Tratados de Minsk o el Cuarteto de Normandia fueron parte de nuestro trabajo diario. En el medio de estos debates, me fui dando cuenta que, por parte de prominentes parlamentarios polacos o de los países bálticos, se instalaba una permanente agresividad contra todo lo ruso, algo que era inédito en 2014 en España. Al principio parecía anecdótico o fruto de la derecha extrema de esos países, pero luego se fue convirtiendo en la tónica general en todos los debates que afectaban a la vecindad de la Unión Europea con Rusia.
Al mismo tiempo, fui comprobando como esa beligerancia, rayana en la xenofobia, fue extendiéndose a los grandes medios de comunicación y de ahí a empezar a permear a la opinión pública. Me pregunté si estas actitudes eran inéditas o había algo más detrás e inicié un investigación tanto sobre los antecedentes sobre la propaganda contra Rusia como sobre los instrumentos que se dedicaban a difundir este mensaje en todos lo grandes medios del Occidente Global.
Para mi sorpresa, ni era algo nuevo ni era una expresión desorganizada, había antecedentes y toda una estructura creativa detrás. Desde los teóricos angloamericanos hasta organizaciones vinculadas a la OTAN y la UE, además de los llamados expertos de poderosos “Think Tanks” con evidentes conexiones con los servicios secretos o la propia Alianza militar.
— ¿Cómo se manipula la información sobre la operación en Ucrania desde los medios masivos
de comunicación occidentales?
— Desde el momento en que comienza la operación especial que lanza Rusia para proteger a las provincias de cultura rusa, se implementa una estructura de comunicación que llega a todos los grandes medios. Según una investigación de Dan Cohen, periodista estadounidense, publicada por Misión Verdad, más de 150 empresas de relaciones públicas encabezadas por Nick Regazoni de PR Network y Francis Ingham se encargan de suministrar regularmente guías lingüísticas, mensajes claves y material visual a la mayoría de los grandes medios de comunicación, lo mismo realiza el Ministerio de Exteriores de Ucrania que distribuye dossiers para medios e “influencers” con materiales que incluyen mensajes clave, lenguaje apropiado, construcciones narrativas y propaganda justificativa para blanquear a los líderes de los batallones de extrema derecha o directamente neonazis.
Podríamos señalar también los instrumentos de inteligencia y propaganda de la OTAN, que también proveen contenidos a través del Nato Review, la biblioteca multimedia y la producción de los 24 Centros de Excelencia que dependen del STRATCOM y cuya finalidad son poner en circulación discursos negativos contra Rusia. Por parte de la Unión Europea y el Servicio de Acción Exterior de la UE podríamos señalar el Hybrid Coe (Centro Europeo de Excelencia para la contención de las Amenazas Híbridas) o el East Stratcom Task Force, los cuales se encargan de elaborar contrapropaganda y narrativas contra Rusia que luego se vierten sobre los grandes medios.
Estos ejemplos serían tan sólo una pequeña muestra del entramado que se ocupa de suministra munición para contribuir a la guerra propagandística que ha llevado a convencer a la mayoría de la población occidental de la percepción negativa contra todos lo ruso y que son los directos responsables de la puesta en marcha de una campaña xenófoba contra la cultura rusa y que conocemos como rusofobia.
— Estamos asistiendo a una escalada militar por parte de la OTAN en el conflicto de Ucrania, lo que hace un año era impensable, hoy ya es una realidad y podemos afirmar sin ninguna duda que la OTAN está en guerra contra Rusia. No es un guerra declarada, pero es un tipo de guerra que los analistas llaman “proxy war”, es decir un guerra por delegación, donde se utiliza a las propias fuerzas armadas ucranianas y a miles de mercenarios de distintas nacionalidades con la intención de desgastar a Rusia a la que en el último Concepto Estratégico de la OTAN acordado en junio de 2022 en Madrid, se la señala como una amenaza para la Alianza.
Tanto la UE como EEUU y los 30 países de la OTAN han invertido más de 130.000 millones de dólares en armamento para Ucrania, a lo que se suma el entrenamiento de 10.000 soldados por año, por lo menos desde el golpe de estado del Euromaidan en 2014. Si tenemos en cuenta que el presupuesto militar de Rusia está en torno a los 60.000 millones de dólares y el de Es tados Unidos ronda los 600.000 millones de dólares nos podemos dar una idea de la tremenda implicación de la Alianza Atlántica en esta guerra, sin dejar de lado toda la dirección estratégica y de información que aportan más de 200 satélites civiles y militares y todos los medios de acopio de información y guerra electrónica.
Todo este involucramiento indisimulado, eleva el peligro a una guerra nuclear y ya estamos viendo las implicaciones en cuanto a proliferación nuclear por medio d la renovación de los vectores nucleares estadounidenses en Europa, el despliegue de armas nucleares tácticas en Bielorusia y en los entornos de Finlandia y Suecia o el abandono por parte de EEUU primero y como respuesta de Rusia después de los tratados de control de armamento fruto de esta escalada.
En el futuro inmediato nos encontraremos con una reedición de las tensiones que vivimos durante lo peor de la Guerra Fría pues la OTAN pretende rodear con acuartelamientos y vectores ofensivos las fronteras de Rusia e impide con sus actividades agresivas la consolidación de una estructura de seguridad común entre la UE y Rusia con garantías de seguridad para ambas partes.
— ¿Crees que esta maniobra digitada por EE.UU tiene como objetivo debilitar a China como socio estratégico en la nueva configuración del mundo?
— Podríamos decir sin equivocarnos que estamos en el primer escalón de una escalera que conduce hacia China. Desde que Obama cambia la doctrina estratégica estadounidense hacia el eje Asia-acífico y centra sus esfuerzos haca la zona del Mar de la China Meridional y el Pacífico, ampliando los círculos marítimos de estrangulamiento a la salida del mar a China y construye la OTAN del Pacífico por medio del AUKUS, vemos que a la OTAN y a la UE se le encarga la tarea de contener a Rusia pues, como señala el analista y diplomático Augusto Zamora, Rusia constituye la retaguardia estratégica de China y su principal salida terrestre si es cerrada militarmente su salida al mar. De ahí todo el planteamiento chino de la Nueva Ruta de la Seda y el Cinturón, que trata de evitar ese posible aislamiento.
Estas circunstancias han sido bien comprendidas por los dirigentes chinos y rusos lo que ha dado paso a una alianza estratégica que es la consecución de la construcción real de un nuevo mundo multipolar que ya imaginaron los BRICS de 2007 y que es una reacción a los esfuerzos multinivel de Estados Unidos para mantener a toda costa la unipolaridad de la que goza desde que cayó la Unión Soviética y murió el mundo surgido tras la Cumbre de Yalta en 1945.
Actividad de presentación del libro de Javier Couso en la Casa de Amistad y Solidaridad Argentino Cubana
Javier Couso Permuy, es analista político, diplomado en periodismo, trabajador audiovisual y documentalista español quien fuera Eurodiputado desde el año 2014 al 2019. En la presente entrevista nos cuenta acerca de su libro “Rusofia, la propaganda antirusa al servicio de la guerra”, editado por el sello Acercándonos Ediciones, el cual se presentó en Buenos Aires el pasado 9 de marzo en la Casa de la Amistad Argentino Cubana, acompañado por Daniel Das Neves, Secretario General de UTPBA y Fernando Roperto, editor responsable. Asimismo en el marco de este encuentro/ presentación pudimos escuchar un análisis pormenorizado de la llamada Guerra Híbrida, herramienta utilizada para reconfigurar el espacio postsoviético, las revoluciones de colores, el intento de expansión de la OTAN y la utilización de Ucrania como cuña para rodear las fronteras Rusas. A continuación, el comunicador social nos ofrece, nuevamente, su agudo y lúcido análisis de la situación actual y como se vive y se consume la demonización y prejuicios antirusos en las sociedades europeas y del Occidente Central, manipuladas desde el sesgo de los medios de comunicación masivos, así como la estratégica finalidad geopolítica de los EEUU y sus socios satélites. Adquirí el libro "Rusofobia".
— Este libro es una investigación realizada a partir de mi trabajo como eurodiputado en la VIII Legislatura del Parlamento Europeo. Durante cinco años fui Vicepresidente de la Comisión de Asuntos Exteriores y miembro de la subcomisión de Seguridad y Defensa, espacios parlamentarios donde impactaron poderosamente los hechos sucedidos en Ucrania en 2014 que desembocarían en un Golpe de Estado apoyado por la Unión Europea y EEUU que fraccionó completamente la sociedad ucraniana y que dio paso, primero, a una agresión militar por parte del gobierno golpista sobre las provincias de cultura rusa, y se convirtió posteriormente en una guerra civil con más de 14.000 muertos. En todos estos años, tanto el conflicto como los intentos de solucionarlo por medio de los Tratados de Minsk o el Cuarteto de Normandia fueron parte de nuestro trabajo diario. En el medio de estos debates, me fui dando cuenta que, por parte de prominentes parlamentarios polacos o de los países bálticos, se instalaba una permanente agresividad contra todo lo ruso, algo que era inédito en 2014 en España. Al principio parecía anecdótico o fruto de la derecha extrema de esos países, pero luego se fue convirtiendo en la tónica general en todos los debates que afectaban a la vecindad de la Unión Europea con Rusia. Al mismo tiempo, fui comprobando como esa beligerancia, rayana en la xenofobia, fue extendiéndose a los grandes medios de comunicación y de ahí a empezar a permear a la opinión pública. Me pregunté si estas actitudes eran inéditas o había algo más detrás e inicié un investigación tanto sobre los antecedentes sobre la propaganda contra Rusia como sobre los instrumentos que se dedicaban a difundir este mensaje en todos lo grandes medios del Occidente Global. Para mi sorpresa, ni era algo nuevo ni era una expresión desorganizada, había antecedentes y toda una estructura creativa detrás. Desde los teóricos angloamericanos hasta organizaciones vinculadas a la OTAN y la UE, además de los llamados expertos de poderosos “Think Tanks” con evidentes conexiones con los servicios secretos o la propia Alianza militar.
— Desde el momento en que comienza la operación especial que lanza Rusia para proteger a las provincias de cultura rusa, se implementa una estructura de comunicación que llega a todos los grandes medios. Según una investigación de Dan Cohen, periodista estadounidense, publicada por Misión Verdad, más de 150 empresas de relaciones públicas encabezadas por Nick Regazoni de PR Network y Francis Ingham se encargan de suministrar regularmente guías lingüísticas, mensajes claves y material visual a la mayoría de los grandes medios de comunicación, lo mismo realiza el Ministerio de Exteriores de Ucrania que distribuye dossiers para medios e “influencers” con materiales que incluyen mensajes clave, lenguaje apropiado, construcciones narrativas y propaganda justificativa para blanquear a los líderes de los batallones de extrema derecha o directamente neonazis. Podríamos señalar también los instrumentos de inteligencia y propaganda de la OTAN, que también proveen contenidos a través del Nato Review, la biblioteca multimedia y la producción de los 24 Centros de Excelencia que dependen del STRATCOM y cuya finalidad son poner en circulación discursos negativos contra Rusia. Por parte de la Unión Europea y el Servicio de Acción Exterior de la UE podríamos señalar el Hybrid Coe (Centro Europeo de Excelencia para la contención de las Amenazas Híbridas) o el East Stratcom Task Force, los cuales se encargan de elaborar contrapropaganda y narrativas contra Rusia que luego se vierten sobre los grandes medios. Estos ejemplos serían tan sólo una pequeña muestra del entramado que se ocupa de suministra munición para contribuir a la guerra propagandística que ha llevado a convencer a la mayoría de la población occidental de la percepción negativa contra todos lo ruso y que son los directos responsables de la puesta en marcha de una campaña xenófoba contra la cultura rusa y que conocemos como rusofobia. — Dada la álgida situación actual, ¿qué escenarios posibles ves para los próximos meses entre la OTAN y Rusia ? — Estamos asistiendo a una escalada militar por parte de la OTAN en el conflicto de Ucrania, lo que hace un año era impensable, hoy ya es una realidad y podemos afirmar sin ninguna duda que la OTAN está en guerra contra Rusia. No es un guerra declarada, pero es un tipo de guerra que los analistas llaman “proxy war”, es decir un guerra por delegación, donde se utiliza a las propias fuerzas armadas ucranianas y a miles de mercenarios de distintas nacionalidades con la intención de desgastar a Rusia a la que en el último Concepto Estratégico de la OTAN acordado en junio de 2022 en Madrid, se la señala como una amenaza para la Alianza. Tanto la UE como EEUU y los 30 países de la OTAN han invertido más de 130.000 millones de dólares en armamento para Ucrania, a lo que se suma el entrenamiento de 10.000 soldados por año, por lo menos desde el golpe de estado del Euromaidan en 2014. Si tenemos en cuenta que el presupuesto militar de Rusia está en torno a los 60.000 millones de dólares y el de Es tados Unidos ronda los 600.000 millones de dólares nos podemos dar una idea de la tremenda implicación de la Alianza Atlántica en esta guerra, sin dejar de lado toda la dirección estratégica y de información que aportan más de 200 satélites civiles y militares y todos los medios de acopio de información y guerra electrónica. Todo este involucramiento indisimulado, eleva el peligro a una guerra nuclear y ya estamos viendo las implicaciones en cuanto a proliferación nuclear por medio d la renovación de los vectores nucleares estadounidenses en Europa, el despliegue de armas nucleares tácticas en Bielorusia y en los entornos de Finlandia y Suecia o el abandono por parte de EEUU primero y como respuesta de Rusia después de los tratados de control de armamento fruto de esta escalada. En el futuro inmediato nos encontraremos con una reedición de las tensiones que vivimos durante lo peor de la Guerra Fría pues la OTAN pretende rodear con acuartelamientos y vectores ofensivos las fronteras de Rusia e impide con sus actividades agresivas la consolidación de una estructura de seguridad común entre la UE y Rusia con garantías de seguridad para ambas partes.
— Podríamos decir sin equivocarnos que estamos en el primer escalón de una escalera que conduce hacia China. Desde que Obama cambia la doctrina estratégica estadounidense hacia el eje Asia-acífico y centra sus esfuerzos haca la zona del Mar de la China Meridional y el Pacífico, ampliando los círculos marítimos de estrangulamiento a la salida del mar a China y construye la OTAN del Pacífico por medio del AUKUS, vemos que a la OTAN y a la UE se le encarga la tarea de contener a Rusia pues, como señala el analista y diplomático Augusto Zamora, Rusia constituye la retaguardia estratégica de China y su principal salida terrestre si es cerrada militarmente su salida al mar. De ahí todo el planteamiento chino de la Nueva Ruta de la Seda y el Cinturón, que trata de evitar ese posible aislamiento. Estas circunstancias han sido bien comprendidas por los dirigentes chinos y rusos lo que ha dado paso a una alianza estratégica que es la consecución de la construcción real de un nuevo mundo multipolar que ya imaginaron los BRICS de 2007 y que es una reacción a los esfuerzos multinivel de Estados Unidos para mantener a toda costa la unipolaridad de la que goza desde que cayó la Unión Soviética y murió el mundo surgido tras la Cumbre de Yalta en 1945. |
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