¿Una vez escuche que la historia la escriben los que ganan lo que me hizo reflexionar qué pasa con la historia de los que pierden, acaso ellos no tienen historia también? La pregunta que surge automáticamente ¿Cuántas historias y personajes no conocemos por escuchar solo una parte de la historia?
En este momento donde se habla tanto del rol de la mujer, de su sumisión frente al hombre, del empoderamiento femenino, vale la pena contar la historia de Njinga Mbandi, una mujer referente a lo que se refiere a lucha y perseverancia.
Njinga Mbandi fue Reina de Ndongo y Matamba, sudoeste de África. Para su nacimiento Portugal ya había invadido el territorio en busca de oro y plata, y finalmente de esclavos a quienes capturaban y comercializaban en el puerto de Luanda.
La vida de Njinga se caracterizó por la resistencia hacia la invasión portuguesa, en principio junto a su padre Mbandi Ngola Kiluanji y más tarde, luego de la muerte de su padre y el retiro de su hermano del poder, como la nueva reina de Ndongo. Como gran estratega, además de guerrera, y su saber del idioma portugués más de una vez intentó negociar la paz con el rey portugués. Cuenta la historia que en una de esas reuniones de negociación, el rey portugués la esperaba sentado en su trono mientras que ella solo tenía una alfombra en el piso. Njinga frente a esta situación llama a uno de sus sirvientes para que se arrodille, ella se sienta en la espalda del mismo quedando a la misma altura del rey para comenzar el diálogo. Esta escena, en principio simple, es todo un simbolismo, ya que muestra como lejos de sentirse menos que el rey, se pone en un lugar de igualdad.
Durante todo el reinado de Njinga, los portugueses no lograron vencer las fuerzas militares que lideraba siendo el único período en el cual el imperio luso no estuvo en ese territorio. Es más, la renuncia a la conquista de Ndongo se ratificó en un tratado firmado en Lisboa en 1657, aunque para eso tuvo que ceder bastante de su poder.
Fue después de su muerte el 17 de diciembre de 1663 a sus 82 años, luego de cuatro décadas de reinado, que Portugal retoma aceleradamente la ocupación del reino.
Con estos pocos detalles sobre su historia busco remarcar y sobresaltar el rol fundamental, así como su capacidad y constancia, frente a la ocupación portuguesa. Una mujer realmente empoderada que peleó hasta último momento por su pueblo, mostrando y enseñándonos (como tantas otras) que no siempre fuimos sumisas y que no tenemos por qué serlo. Njinga es mucho más que una reina en determinado período de tiempo, es todo un símbolo nacional para Angola, pero creo también que tendría que ser un símbolo para todas nosotras: un símbolo de lucha, de actitud, de amor propio, de ir y pelear por lo que creemos y por quienes queremos pero por sobre todas las cosas un símbolo de igualdad.
Njinga Mbandi una mujer africana que nos enseña que al verdadero empoderamiento femenino está dentro nuestro y de lo que nos creemos. Yo, una mujer latina nacida muchísimos años después te dice GRACIAS Njinga por enseñarme que el verdadero poder está dentro de mí.
En este momento donde se habla tanto del rol de la mujer, de su sumisión frente al hombre, del empoderamiento femenino, vale la pena contar la historia de Njinga Mbandi, una mujer referente a lo que se refiere a lucha y perseverancia. Njinga Mbandi fue Reina de Ndongo y Matamba, sudoeste de África. Para su nacimiento Portugal ya había invadido el territorio en busca de oro y plata, y finalmente de esclavos a quienes capturaban y comercializaban en el puerto de Luanda. La vida de Njinga se caracterizó por la resistencia hacia la invasión portuguesa, en principio junto a su padre Mbandi Ngola Kiluanji y más tarde, luego de la muerte de su padre y el retiro de su hermano del poder, como la nueva reina de Ndongo. Como gran estratega, además de guerrera, y su saber del idioma portugués más de una vez intentó negociar la paz con el rey portugués. Cuenta la historia que en una de esas reuniones de negociación, el rey portugués la esperaba sentado en su trono mientras que ella solo tenía una alfombra en el piso. Njinga frente a esta situación llama a uno de sus sirvientes para que se arrodille, ella se sienta en la espalda del mismo quedando a la misma altura del rey para comenzar el diálogo. Esta escena, en principio simple, es todo un simbolismo, ya que muestra como lejos de sentirse menos que el rey, se pone en un lugar de igualdad. Durante todo el reinado de Njinga, los portugueses no lograron vencer las fuerzas militares que lideraba siendo el único período en el cual el imperio luso no estuvo en ese territorio. Es más, la renuncia a la conquista de Ndongo se ratificó en un tratado firmado en Lisboa en 1657, aunque para eso tuvo que ceder bastante de su poder. Fue después de su muerte el 17 de diciembre de 1663 a sus 82 años, luego de cuatro décadas de reinado, que Portugal retoma aceleradamente la ocupación del reino. Con estos pocos detalles sobre su historia busco remarcar y sobresaltar el rol fundamental, así como su capacidad y constancia, frente a la ocupación portuguesa. Una mujer realmente empoderada que peleó hasta último momento por su pueblo, mostrando y enseñándonos (como tantas otras) que no siempre fuimos sumisas y que no tenemos por qué serlo. Njinga es mucho más que una reina en determinado período de tiempo, es todo un símbolo nacional para Angola, pero creo también que tendría que ser un símbolo para todas nosotras: un símbolo de lucha, de actitud, de amor propio, de ir y pelear por lo que creemos y por quienes queremos pero por sobre todas las cosas un símbolo de igualdad. Njinga Mbandi una mujer africana que nos enseña que al verdadero empoderamiento femenino está dentro nuestro y de lo que nos creemos. Yo, una mujer latina nacida muchísimos años después te dice GRACIAS Njinga por enseñarme que el verdadero poder está dentro de mí. |
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